9.01.2010

Que no haya pena, de Roberto Sánchez Cazar




Un niño ha sido asesinado por sus progenitores. En medio de la lluvia de Quito, C y D , presuntos culpables, regresan a buscar el pequeño cadáver que enterraron antes de huir. En este regreso - que parece un ciclo eterno- los personajes deambulan, hablan, se justifican, se confiesan, son juzgados y condenados, esperan que de alguna forma inexplicable su culpa desaparezca, intentan escapar, pero no hacia un lugar, sino hacia un tiempo "ideal" anterior o posterior en donde "todo era o será mejor"....

“Que no haya pena” fue escrito a partir de un suceso real ocurrido en Quito y publicado en la sección “Crónica roja” del diario La Hora ; la noticia narraba cómo un hombre había estrellado a su pequeño recién nacido contra una pared de su hogar, había luego enterrado el cuerpo en el patio trasero de su casa y finalmente huido. A partir de esta anécdota básica se construye un mapa de relaciones humanas en torno al hecho trágico, en donde culpables e inocentes se confunden interminablemente

“Que no haya pena” centra su construcción textual no en el hecho en sí mismo, es decir, no repite la anécdota ya escrita en el medio de comunicación, ni se acerca a la reconstrucción del hecho de manera literaria y/o poética, lo que hace es construir una ficción textual que le permite enfocar la fragilidad del juicio público que, al enfrentarse a hechos sin contexto, construye culpables, los absuelve y al instante los vuelve a condenar. Vemos entonces en el lenguaje medial,  un juego de héroes y villanos, buenos y malos, clasificados en virtud a una manipulación de la percepción pública que convierte la realidad social en una ficción de telenovela, que se basa en el escándalo y es tan frágil que se olvida con el siguiente escándalo.


Elenco

María Elena López (Mujer)
Andrea Ordóñez ( C )
Marco Bustos (Orejón)
Javier Cevallos ( D )
Roberto Sánchez (Enano)

Ficha Técnica

Autor: Roberto Sánchez Cazar
Dirección y puesta en escena: Roberto Sánchez Cazar
Video y sonido: Christian Proaño
Escenografía: Esteban Astudillo
Vestuario: Isabel Carrera
Maquillaje: Andrea Ordóñez
Video promocional: Pancho Viñachi (Sapo Inc)




Es difícil hacer una crítica a un trabajo en el que participé, definitivamente te voy a decir que es uno de los trabajos que más me han inspirado y con los que más he disfrutado. La cantidad de niveles de significación con los que logramos jugar y el espacio que logramos crear, espacio en el que todos aportamos con algo, es muy interesante desde el punto de vista de alguien que estuvo dentro, ya que más que partir de una idea a ser realizada, la fuimos generando más bien en el proceso, respetando la especialidad de cada cual. Fui completamente libre en el tratamiento de mis materiales y en la preparación de los mismos y eso se refleja, yo creo, en la fluidez que tiene la obra ya montada, la libertad creativa de todos es explotada a conciencia y el espacio temporal es ocupado hasta el último segundo sin darle mucho tiempo a la transición entre escenas. En si es un bombardeo de información que en su estructura interna me recuerda mucho el espacio urbano, aunque metaforizado, si bien es una metáfora casi literal, ya que es la situación la que presenta el verdadero absurdo de la realidad. Es una obra que yo creo funciona en diversos espacios y la calle sería talvez uno muy interesante de explorar.

Christian Proaño
Artista sónoro y artista plástico

¿por qué permitiste que hiciera algo tan terrible?, por qué?
si volviéramos, ¿a dónde volveríamos?
yo soy D, de desaparecido, de don, de dispensador, yo soy D
je,je,je,je..., gasp, brrr, aggggg
la puta vida...